martes, 27 de febrero de 2007




Hola a todos/as:

Soy Amaia Muñoz, Hija de la Cruz, y deseo compartir unas pocas líneas con vosotros/as. En este año, en el que celebramos el 200 aniversario de la congregación, me hace comparar la situación de la primera comunidad, con mi historia personal y mi comunidad. Y me vienen algunas preguntas: ¿las cinco primeras hermanas pensaban que iban a formar parte de una congregación nueva?, ¿sabía yo que iba a pertenecer a una congregación? La respuesta es la misma, ya que ni ellas imaginaban en una nueva congregación, ni yo esperaba ser llamada por el Señor para formar parte de las Hijas de la Cruz. Pero en la vida y el camino que Él nos va marcando, si de verdad ponemos en Él su confianza, hará de nosotros lo que menos esperamos, dentro de la sencillez, la humildad y el amor que Cristo nos enseñó por medio de su vida.
A veces me viene la pregunta que quién soy yo, para haber sido llamada a esta vocación; aunque a la vez me viene a la mente que Él llamó a pescadores y publicanos, es decir, a personas que ni eran “sabios”, ni eran “perfectos”, sino pecadores.
Mi deseo es poder transmitir a la sociedad (de la que yo formo parte), el amor, la esperanza y la paz de Cristo, de la que muchas veces nos sentimos sedientos ante el ambiente individualista, pesimista y de violencia que se “respira”, llevándolo a cabo especialmente con el grupo de jóvenes de la parroquia Sto. Domingo de Guzmán (Madrid), y acompañándome en esta misión José Ignacio, que algunos le conocen al haber participado el año pasado en nuestro viaje a Italia.
Comparto este deseo con las Hermanas de mi Comunidad de Camarena, de la que formo parte en su misión, orando para que Teresa pueda transmitir la fe a los niños y a los enfermos, a lo que ella está entregada; y para que Esperanza transmita en la acogida de Cáritas, el amor y la esperanza a los emigrantes, que acuden para pedir una ayuda ante la situación urgente de necesidad que están viviendo.
Unidas por medio de la oración y con la intercesión de la Virgen María, me despido de vosotros, haciéndolo también de parte de toda mi comunidad de Camarena.

1 comentario:

javier dijo...

Bueno mi comentario va en general hacia las Hijas de la Cruz. Me presentaré soy Javier, un chico de Madrid (por necesidad), mexicano (de corazón) y navarro (por nacimiento). Tuve el placer de ir este verano al encuentro de jóvenes de Roma y quiero trasmitiros mi gratitud, enseñanza y sobretodo testimonio de las Hijas de la Cruz. Todavía, y eso que ya pasaron unos cuantos meses, sigo "enamorado" de una Comunidad de Religiosas tan viva y tan llena de Dios. Es cierto que aquellas cinco hermanas en Molante no se imaginaban este presente, quizás tampoco nosotros, pero siempre la presencia de Nuestro Padre Dios esta ahí para hacer realidad su Proyecto en nuestras vidas. Fijaros las Hijas de la Cruz siempre han estado cerca de mi vida, Tafalla, Irún, y desde que vivo en Madrid, también, pero no ha querido Dios que hasta este verano sintiera esa cercanía de amor hacia ellas. Tengo que dar las gracias a Amaia, Teresa Esperanza, luego a las Hermanas de Eguiluze, a Ana, Milagros, Feli... a las de Italia,... en fin no podria acabar. Gracias por vuestra vida, ejemplo, servicio, y del que yo quiero compartir. No lo dudeís estaré en Molante, y desde vuestras raíces darle gracias a Dios por la obra tan maravillosa hecha presente en vosotras.