jueves, 10 de mayo de 2007

HACIA EL ENCUENTRO



HACIA EL ENCUENTRO
CONSIGO
CON EL HERMANO
CON CRISTO
El ser humano ha nacido para ser feliz. Su ansia de poseer como un algo estable la felicidad, le lleva a buscarla desesperadamente, aun sin saberlo, por vericuetos múltiples. Prueba una y otra vez en experiencias diversas; saborea el néctar que de cada una de ellas puede estrujar.
Cada hombre, cada mujer, cada joven, cada adolescente, cada niño es diferente; la familia, los amigos, las diversiones, el ambiente en general influyen considerablemente en la persona; no obstante, algo permanece intocable: el ansia de felicidad.


Tres fuentes de felicidad conozco:
uno mismo; dentro de cada uno hay una riqueza que es necesario descubrir-entra dentro de ti y busca ese bien-
el hermano ; desde el bien que llevas dentro aproxímate al hermano; descubrirás sus valores y en esa relación se incrementará, se intensificará tu felicidad. Da a los otros, da de tu bien. Recibirás mucho más de lo que das. Los seres humanos nos necesitamos pero tampoco somos el no va más.
Cristo ; yo me fío de Cristo. Él es la razón de mi existir. Desde muy chica me fascinaba su proyecto de vida, y desde mi, con los hermanos y junto a Él he ido caminando a lo largo de la vida. Sé que la felicidad plena no existe aquí, pero Él es la esperanza y la vida de mi ser.

Por caminos diferentes llegaron a Molante.
Cristo y sus pobres las esperaban.
Cinco Hermanas reunidas en el nombre del Señor
fueron felices dando lo mejor de ellas;
transmitieron alegría y consuelo .
Se cuidaba a los enfermos de los alrededores,
se instruía a los niños y se les daba a conocer al Dios de la Vida.
No había necesitado que careciera de cobijo en casa de las Hermanas.
Desde Castro Urdiales
Mª Dolores Balda
Hija de la Cruz

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias, Hermana, por recordarnos lo importante que es en esta vida ser felices.
Dios es la principal fuente de felicidad y alegría.

Maite Heredia dijo...

Me parece genial que Cristo te enemorara en tu juventud o, más bien, antes... pero lo que es maravilloso es que continues fiel a ese amor primero, y que lo comuniques abiertamente. Sí, vale la pena seguirle; mejor dicho, es lo único que vale la pena porque es quien nos da la verdadera felicidad.
Ánimo... creemos y sabemos que con Cristo, luz del mundo
¡Otro mundo es posible!

Ana Acordagoitia dijo...

Dolores, tus palabras hacen surgir en mí dos pensamientos: lo cierto que es que se recibe mucho más de lo que se da y que merece la pena hacerlo y lo importante que es saber encontrar las pequeñas felicidades de la vida y saborearlas despacito con uno mismo, con los que te rodean y con Jesús.
Me ha gustado mucho el texto.